Soy médico especialista en traumatología y rehabilitación, con años de experiencia atendiendo a pacientes con lesiones de rodilla, desde deportistas de alto rendimiento hasta personas que sufren desgaste articular por la vida diaria. A lo largo de mi práctica he visto cómo una lesión de meniscos, si no se diagnostica y trata de manera oportuna, puede afectar la movilidad, la calidad de vida y el rendimiento físico.
En este artículo encontrarás explicaciones accesibles para todo público, incluyendo deportistas que buscan prevenir complicaciones, pacientes con molestias persistentes y personas interesadas en cuidar sus rodillas. Además, exploraremos tanto los tratamientos no invasivos como los quirúrgicos, así como los ejercicios de rehabilitación que favorecen la recuperación.
Qué son los meniscos
Los meniscos son estructuras cartilaginosas en forma de media luna que se encuentran dentro de la rodilla. Cada rodilla tiene dos meniscos los cuales son el medial (parte interna) y el lateral (parte externa). Su función principal es amortiguar los impactos, estabilizar la articulación y facilitar el movimiento entre el fémur y la tibia.
Al actuar como “colchones” naturales, los meniscos distribuyen la carga del peso corporal y protegen el cartílago articular de desgastes prematuros. Una alteración en ellos no solo causa dolor, sino que también puede generar lesiones asociadas como desgaste de cartílago o artrosis temprana.

¿Qué son las lesiones de meniscos?
Una lesión de meniscos ocurre cuando estas estructuras se desgarran, se rompen parcial o totalmente debido a un giro brusco, un golpe directo o por el desgaste progresivo con los años.
Aunque es una lesión frecuente en el deporte, también puede presentarse en personas que realizan movimientos cotidianos como agacharse, subir escaleras o cargar peso. El envejecimiento natural hace que los meniscos pierdan elasticidad y se vuelvan más frágiles, lo que aumenta el riesgo de roturas.
Cuando se puede presentar una lesión de meniscos
Una lesión de meniscos puede aparecer en diferentes escenarios, puede ser durante la práctica deportiva, especialmente en fútbol, básquetbol o deportes de contacto, o en la vida diaria con movimientos repentinos. Incluso actividades aparentemente inofensivas, como levantarse de una silla girando la rodilla, pueden ocasionar una rotura si existe desgaste previo.
El riesgo aumenta en personas con sobrepeso, metabolismo lento y estilos de vida sedentarios, ya que las rodillas reciben mayor carga y menos soporte muscular. En cambio, mantener un metabolismo activo y saludable a través de la actividad física reduce las probabilidades de lesión.
¿Cómo saber si tengo una lesión de meniscos?
Los síntomas más frecuentes incluyen dolor localizado en la rodilla, sensación de bloqueo al intentar moverla, inflamación y dificultad para apoyar el peso corporal. Algunas personas refieren un “chasquido” o una sensación de que la rodilla se queda atrapada al flexionarla.
Si los síntomas persisten más de unos días o limitan tus actividades, es fundamental acudir a un especialista en traumatología. Un diagnóstico temprano evita complicaciones a largo plazo como artrosis o debilidad muscular crónica.

¿Cuáles son los tipos de lesiones de meniscos?
Las lesiones meniscales se clasifican según su forma y gravedad. Entre las más comunes se encuentran:
- Lesión longitudinal: rotura en forma de línea que sigue la dirección del menisco.
- Lesión radial: atraviesa el menisco desde el borde hacia el centro.
- Lesión en asa de balde: parte del menisco se desprende, bloqueando el movimiento.
- Lesión degenerativa: desgaste progresivo relacionado con la edad.
Cada tipo requiere un abordaje distinto, desde reposo y fisioterapia hasta cirugía.
Cuáles son los síntomas de las lesiones meniscales
El dolor suele ser el primer signo, acompañado de inflamación y rigidez. Muchas personas describen dificultad para estirar completamente la pierna o caminar con normalidad.
En casos más severos, se presentan bloqueos articulares, limitación de movimientos y una sensación de inestabilidad que puede afectar la vida diaria o el rendimiento deportivo.
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Cómo se diagnostican las lesiones meniscales
El diagnóstico inicia con una exploración física detallada, donde el especialista evalúa la movilidad, estabilidad y sensibilidad de la rodilla.
Para confirmar la lesión se utilizan estudios de imagen como la resonancia magnética, que permite identificar el tipo y la extensión de la rotura. La radiografía, aunque no muestra el menisco, es útil para descartar problemas asociados como desgaste de hueso o artrosis.
Cuáles son las lesiones meniscales más frecuentes en jugadores de Fútbol
En el fútbol, los giros rápidos, cambios de dirección y choques directos hacen que los meniscos estén constantemente en riesgo. La lesión en asa de balde es la más común, ya que bloquea el movimiento y genera dolor intenso.
Los futbolistas también suelen presentar lesiones combinadas, como desgarros de ligamento cruzado anterior acompañados de rotura meniscal, lo que complica el tratamiento y prolonga la recuperación.

Tratamientos no invasivos para reparación de una lesión de meniscos
En lesiones leves o degenerativas, el tratamiento conservador puede ser suficiente. Esto incluye reposo, aplicación de frío local, antiinflamatorios, fisioterapia y fortalecimiento muscular.
La terapia física juega un papel clave, ya que ayuda a recuperar movilidad y estabilidad sin necesidad de cirugía. En muchos casos, la combinación de ejercicios de bajo impacto, estiramientos y terapia manual acelera la mejoría.
Tratamientos invasivos para reparación de una lesión de meniscos
Cuando el daño es mayor o no hay respuesta al tratamiento conservador, se recurre a la cirugía. La artroscopia de rodilla es el procedimiento más utilizado: mínimamente invasivo, permite reparar o retirar el fragmento lesionado con una rápida recuperación.
En algunos casos, especialmente en pacientes jóvenes, se realiza la sutura meniscal para conservar la mayor cantidad de tejido posible. Esta opción requiere un periodo de rehabilitación más largo, pero ofrece mejores resultados a largo plazo.

Tabla resumen: Tratamientos de lesiones meniscales
Tipo de tratamiento | Indicado para | Ventajas | Limitaciones |
No invasivo (reposo, fisioterapia, ejercicios) | Lesiones leves, degenerativas | Evita cirugía, recuperación rápida | Puede no ser suficiente en roturas graves |
Invasivo (artroscopia, sutura meniscal) | Roturas grandes, bloqueos, deportistas | Recuperación estable, solución definitiva | Requiere cirugía y rehabilitación más prolongada |
Ejercicios que se debe realizar después de una recuperación de lesión de meniscos
Tras la cirugía o tratamiento conservador, los ejercicios son esenciales para recuperar fuerza, movilidad y confianza en la rodilla. Entre los más recomendados se encuentran:
- Ejercicios de fortalecimiento de cuádriceps e isquiotibiales.
- Movilidad progresiva con bicicleta estática.
- Trabajo de equilibrio y propiocepción.
Una rutina bien diseñada, adaptada al tipo de lesión, favorece la prevención de recaídas y mantiene el metabolismo activo, lo que también ayuda a evitar el aumento de peso que sobrecarga las articulaciones.

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Preguntas frecuentes sobre lesiones de meniscos
¿Qué es una lesión de meniscos en la rodilla?
Es el daño parcial o total del cartílago llamado menisco, que funciona como amortiguador de la rodilla.
¿Cómo se siente una rotura de menisco?
Se manifiesta con dolor, inflamación y, en algunos casos, bloqueo articular o sensación de clic en la rodilla.
¿Cuáles son los tipos de lesiones de meniscos más comunes?
Las más frecuentes son la rotura longitudinal, radial, horizontal, en pico de loro y compleja.
¿Un menisco roto siempre necesita cirugía?
No necesariamente, algunas lesiones pequeñas se tratan con fisioterapia y tratamiento conservador.
¿Qué ejercicios puedo hacer tras una lesión de meniscos?
Fortalecimiento de cuádriceps, bicicleta estática y ejercicios de equilibrio supervisados.