Como médico traumatólogo especializado en columna vertebral, con enfoque en el diagnóstico y tratamiento de la escoliosis, he atendido a cientos de pacientes, desde adolescentes en etapa de crecimiento hasta adultos que sufren dolor crónico por deformidades vertebrales no tratadas.
Te ofrecemos una guía clara y confiable para que puedas identificar posibles señales de alerta, comprender sus causas, conocer los tipos de escoliosis y acceder a tratamientos eficaces. Si sufres de dolor de espalda, ya sea ocasional o persistente, este contenido puede ayudarte a tomar decisiones informadas sobre tu salud vertebral.
¿Qué es la escoliosis?
La escoliosis es una alteración tridimensional de la columna vertebral que provoca una curvatura anormal, en forma de «S» o de «C», cuando se observa desde atrás. Esta desviación no solo afecta la alineación de la espalda, sino que también puede tener implicaciones funcionales en órganos internos y músculos, especialmente si no se trata a tiempo. A diferencia de una postura encorvada o cifótica, la escoliosis implica una deformidad estructural que puede progresar con el tiempo.
Lo más preocupante es que, en sus etapas iniciales, la escoliosis puede pasar desapercibida, ya que no siempre presenta dolor evidente. Por eso es crucial saber identificarla desde edades tempranas o cuando comienzan molestias musculares persistentes. Con una detección oportuna, el tratamiento de la escoliosis puede ser menos invasivo y más efectivo.

Tipos de escoliosis
Existen diferentes tipos de escoliosis, cada una con características y causas distintas. Identificar correctamente el tipo es fundamental para definir el tratamiento adecuado y prevenir complicaciones a largo plazo.
Escoliosis idiopática
La escoliosis idiopática es la forma más común, especialmente en adolescentes. Se desconoce su causa exacta, aunque se cree que factores genéticos y hormonales pueden influir en su aparición. Generalmente se detecta durante los estirones de crecimiento, entre los 10 y 18 años, y afecta con mayor frecuencia a las mujeres.
El diagnóstico de la escoliosis idiopática suele hacerse durante chequeos escolares o consultas médicas por dolor lumbar. Si se detecta a tiempo, se puede frenar su progresión mediante ejercicios específicos, seguimiento clínico y, en algunos casos, el uso de corsés ortopédicos.
Escoliosis congénita
La escoliosis congénita se origina durante el desarrollo fetal debido a una malformación en las vértebras. Es un tipo poco común, pero puede tener consecuencias graves si no se trata de manera adecuada desde la infancia. La curvatura puede ser rígida y progresiva.
Este tipo de escoliosis suele requerir un seguimiento cercano por parte del especialista y, en muchos casos, cirugía correctiva en edades tempranas. A diferencia de otras formas, el tratamiento de la escoliosis congénita depende del tipo y grado de malformación vertebral.
Escoliosis neuromuscular
La escoliosis neuromuscular aparece como consecuencia de trastornos neurológicos o musculares, como parálisis cerebral, distrofia muscular o lesiones medulares. Estas condiciones debilitan el control muscular necesario para mantener la columna alineada.
El tratamiento para este tipo suele ser más complejo y puede incluir fisioterapia intensiva, uso de sillas de ruedas adaptadas y, en casos severos, cirugía espinal. El enfoque multidisciplinario es esencial para mejorar la calidad de vida del paciente y evitar complicaciones pulmonares o cardíacas.
Tabla comparativa: tipos de escoliosis
Tipo de escoliosis | Edad de aparición | Causa principal | Posible tratamiento |
Idiopática | Adolescencia | Desconocida (factores genéticos) | Corsé, ejercicios, seguimiento |
Congénita | Desde el nacimiento | Malformación vertebral | Cirugía, monitoreo temprano |
Neuromuscular | Infancia o adultez | Enfermedades neuromusculares | Terapia integral, apoyo postural, cirugía |
¿Cuáles son los síntomas de la escoliosis?
Uno de los desafíos de la escoliosis es que muchos de sus síntomas pueden ser sutiles, especialmente en las primeras etapas. Entre los signos más comunes están los hombros o caderas desiguales, escápulas prominentes, cintura asimétrica o una inclinación del cuerpo hacia un lado.
En adultos, los síntomas de la escoliosis pueden incluir dolor lumbar persistente, rigidez en la espalda, cansancio muscular y limitaciones en la movilidad. A medida que la curvatura progresa, también puede haber compresión nerviosa, dificultando actividades cotidianas como caminar o estar de pie por mucho tiempo.

Causas de la escoliosis
Las causas de la escoliosis varían según el tipo. En la mayoría de los casos, especialmente en la escoliosis idiopática, no se puede determinar una causa exacta. No obstante, se han identificado factores genéticos, alteraciones hormonales y problemas del desarrollo óseo como posibles influencias.
En la escoliosis congénita, las causas están directamente relacionadas con malformaciones vertebrales intrauterinas. Por otro lado, las enfermedades neuromusculares, traumatismos y cirugías previas pueden provocar escoliosis secundaria. Conocer la causa ayuda a definir el enfoque terapéutico más apropiado.
Cómo se diagnostica la escoliosis
El diagnóstico de la escoliosis comienza con una evaluación clínica detallada, en la que se examina la simetría corporal, la movilidad de la columna y se realiza la prueba de inclinación hacia adelante. Si se observa una curvatura sospechosa, se indican estudios de imagen.
Las radiografías de columna en proyección anteroposterior y lateral son esenciales para medir el ángulo de Cobb, que determina la gravedad de la curvatura. En algunos casos, se puede complementar con resonancia magnética o tomografía computarizada, especialmente si se sospechan anomalías congénitas o compresión neurológica.
¿Cuál es el tratamiento para la escoliosis?
El tratamiento de la escoliosis depende de varios factores, como la edad del paciente, el tipo de escoliosis, el grado de la curvatura y la progresión observada. En casos leves, el tratamiento puede limitarse a seguimiento médico y ejercicios de fortalecimiento muscular.
Cuando la curvatura supera los 25-30 grados, especialmente en adolescentes en crecimiento, se recomienda el uso de corsés ortopédicos para frenar la progresión. En casos severos o dolorosos que afectan la función corporal, se puede recurrir a cirugía para corregir la alineación vertebral y estabilizar la columna.

Descubre el tratamiento no invasivo para la escoliosis en nuestra clínica
En nuestra clínica ofrecemos un enfoque integral y personalizado para el tratamiento no invasivo de la escoliosis. Utilizamos tecnologías avanzadas como la rehabilitación postural activa, terapia con vibración focal y ejercicios de elongación vertebral guiados por profesionales especializados.
Además, combinamos estas terapias con planes de entrenamiento individualizados que incluyen reeducación postural, fisioterapia funcional y seguimiento radiológico periódico. Nuestro objetivo es ayudarte a reducir el dolor, mejorar tu postura y evitar intervenciones quirúrgicas siempre que sea posible.
3 formas en que la escoliosis puede afectar al cuerpo
Cerebro
Aunque no es común, en casos severos la escoliosis puede influir en la función neurológica si la curvatura comprime la médula espinal o los nervios periféricos. Esto puede provocar dolores de cabeza, desequilibrios o alteraciones en la sensibilidad.
Un diagnóstico precoz es vital para evitar que la deformidad progrese al punto de comprometer estructuras neurológicas. En estos casos, es fundamental una evaluación conjunta con neurocirujanos.
Músculos
La escoliosis altera la biomecánica del cuerpo, provocando desequilibrios musculares significativos. Un lado del cuerpo puede sufrir sobrecarga, mientras que el otro pierde tonicidad. Esto genera fatiga crónica, contracturas y riesgo de lesiones.
El tratamiento de la escoliosis enfocado en la musculatura incluye fortalecimiento, elongación y reprogramación neuromuscular. De esta forma, se mejora la alineación del cuerpo y se disminuyen las molestias.
Corazón
En curvaturas muy pronunciadas, especialmente las torácicas, la escoliosis puede reducir la capacidad pulmonar y afectar el ritmo cardíaco. Esta compresión puede derivar en fatiga al respirar, falta de oxígeno y disminución del rendimiento físico.
Es por eso que, en estos casos, el tratamiento no debe enfocarse solo en la columna, sino también en la función respiratoria. Con intervenciones adecuadas, se pueden evitar complicaciones cardiopulmonares graves.
Preguntas frecuentes sobre la escoliosis
¿Qué es la escoliosis y cómo afecta la postura?
Es una desviación anormal de la columna que puede generar asimetrías corporales y dolor crónico si no se trata a tiempo.
¿Cuáles son los tipos de escoliosis más comunes?
Los más frecuentes son la escoliosis idiopática, congénita y neuromuscular, cada una con causas y tratamientos diferentes.
¿Qué síntomas de la escoliosis deben alertarme?
Hombros desnivelados, dolor de espalda, escápulas prominentes o sensación de desequilibrio son señales clave.
¿Cómo se hace el diagnóstico de la escoliosis?
A través de una evaluación clínica y estudios de imagen como radiografías para medir el ángulo de curvatura.
¿Cuál es el tratamiento de la escoliosis más efectivo sin cirugía?
La combinación de ejercicios personalizados, fisioterapia postural y el uso de corsé puede frenar la progresión en muchos casos.